LA TEORÍA DEL TODO: NACE UNA IDEOLOGÍA
Publicado el: 05/03/19
JINBA-ITTAI ES EL CONCEPTO CLAVE EN EL CORAZÓN DE CADA MAZDA. ENCONTRAMOS AL GURÚ DE LA INGENIERÍA QUIEN LLEVÓ ESTA FILOSOFÍA ÚNICA A LA PRÁCTICA.
Tetsu Kasahara, Subdirector del Departamento de Desarrollo de Dinámica de Chasis, División de Desarrollo de Vehículos, estuvo ahí cuando nació la filosofía Jinba-Ittai. En el catálogo de la primera generación del Mazda MX-5, el término Jinba-Ittai se explica de la siguiente manera. “Jinba-Ittai es el vínculo definitivo que refleja la sensación del sentido de unidad entre un jinete y su querido caballo”.
Es una conexión que Mazda ha trabajado incansablemente para recrear el lazo que existe entre un vehículo y su conductor; un sentimiento que sólo puede ser diseñado a través de la pasión y la experiencia de los conductores de desarrollo, los cuales han pasado la antorcha de Jinba-Ittai a través de tres generaciones.
En 1987, dos años antes de que se lanzara el Mazda MX-5, el chasis del automóvil fue confiado a Tetsu Kasahara, del Departamento de Desarrollo de Chasis, División de Desarrollo de Vehículos, a sólo cuatro años de su entrada a Mazda. “En ese momento, internamente, usamos el término Jinsha Ittai, que, en caracteres chinos, significa unidad entre el auto y el conductor.
Un día, Toshihiko Hirai, el director del programa Mazda MX-5 de la primera generación, comenzó a utilizar Jinba-Ittai -que significa unidad entre el caballo y el jinete- en sus tarjetas de presentación y así fue como se usó externamente”.
Ese término, sin embargo, se fijó para convertirse en una filosofía de los autos deportivos Mazda. A medida que los fabricantes de automóviles en todo el mundo se retiraban de la categoría de Autos Deportivos Ligeros (LWS), no había ningún modelo competitivo u objetivo medible, que Kasahara pudiera utilizar para comenzar a trabajar en la primera generación. Sabía que su objetivo no era la velocidad en la pista, sino el sentido de la diversión y la felicidad que es por lo único que se conduce un convertible. Cada día conducía el prototipo una y otra vez alrededor del circuito de manejo en Miyoshi Proving Ground, cambiando los ajustes, midiendo la temperatura de la superficie del neumático y acumulando datos.
Kasahara recuerda: “Hubo un momento en el que iba conduciendo y de repente, dejé de percibir el auto como un objeto aparte. No sentí ninguna extrañeza. En ese momento pensé, esto es”. El auto que Kasahara diseñó, con este sentimiento de unidad, se convirtió en el más memorable en su carrera como ingeniero. Y, como nos dice la historia, fue un enorme impacto en los fans de automóviles y fabricantes de todo el mundo.